sábado, 7 de abril de 2012

Rajoy, el Partido Popular y las recetas neoliberales de Margaret Thatcher y Ronald Reagan.

Miles de manifestantes llegaron hasta la Puerta del Sol, en Madrid, para un mitin de cierre de la paralización. (Foto: Reuters)

El Estado del malestar

Por: Agustín Haya de la Torre

A cien días de su instalación, los planes de Mariano Rajoy para sumar adhesiones a su plan de desmontar los servicios públicos en España, han sufrido un duro revés.

Primero fueron dos elecciones regionales que daban por ganadas en Andalucía y en Asturias. Colocar un presidente de la derecha en Sevilla les sabía a gloria, tras treinta años de hegemonía del PSOE y la Izquierda Unida. Las encuestas les garantizaban una ventaja de veinte puntos y la mayoría absoluta. Se quedaron en 50 escaños, largamente superados por los 62 que suman los socialistas y la IU. En Asturias les sucedió algo parecido, las dos formaciones de la derecha fueron superadas por las izquierdas.

El remezón más severo lo recibió con la contundente huelga general del 29 de marzo. Las dos grandes centrales sindicales, la UGT y Comisiones Obreras, paralizaron el país. Todas las capitales ibéricas vivieron una protesta de centenares de miles de ciudadanos que dejaban de laborar y salían a las calles a protestar.

El proyecto del Partido Popular es muy semejante a las recetas neoliberales de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, solo que más burdas. Pretende recortar en un tercio el presupuesto de la sanidad, la Educación y la seguridad pública, además por cierto de suprimir partidas de blancos tan emblemáticos como la cultura y la investigación científica.

Con la manida ecuación de la vulgata thatcherista, quieren eliminar miles de empleos “para crear nuevo empleo” y reducir a cero la inversión pública “para reactivar la economía”.

Además anuncia la legalización del fraude fiscal para “captar capitales” y ha comprometido más dinero en pagar la deuda pública que en las remuneraciones del Estado.

Como siempre sucede con estas cosas, los ricos se verán beneficiados mientras los pobres irán al paro y a la depresión. A diferencia de lo que sucedió en los noventa con Menem o Fujimori, España tiene un sólido sistema de partidos y fuerzas de izquierda consistentes. No son partidos azuzadores sino fuerzas de gobierno. Reflejan un espectro social que muchas veces tiene sus propios criterios, como el que manejan los sindicatos que tienen la autonomía suficiente para convocar a los ciudadanos en defensa de derechos fundamentales.

La otra gran ventaja es de que se trata de una izquierda de profundas convicciones democráticas, que ha gobernado y aspira a volverlo a hacer. No es la demagogia la que guía sus pasos sino los principios de la democracia constitucional.

Hay pues una Europa de los derechos que recupera posiciones también en Francia e incluso en Alemania; que cree que la democracia regula al mercado y no que el mercado subordina a la política y a la sociedad a favor de los más ricos. El Estado para el bienestar de los ciudadanos se defiende contra este intento de resucitar el catecismo del pensamiento único de los años ochenta que provocó un gran malestar social.

Fuente: Diario La Primera (Perú). 05 de abril del 2012.

lunes, 6 de febrero de 2012

El primer ministro británico, David Cameron y la posiblidad de separar a Escocia de Inglaterra e Inglaterra de Europa.

Una pregunta clara para Escocia

Cameron quizá entre en la historia como el hombre que separó a Escocia de Inglaterra y a Inglaterra de Europa. Su postura puede desencadenar una dinámica incontrolable; lo peor de ambos mundos.

Por: Timothy Garton Ash. Catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Su último libro es Los hechos son subversivos: ideas y personajes para una década sin nombre.

El primer ministro británico, David Cameron, tiene posibilidades de pasar a la historia como el hombre que separó Escocia de Inglaterra e Inglaterra de Europa. Con ello tendría asegurado un hueco en los libros de texto, pero no el que le gustaría. Tanto en el caso de Escocia como en el de la UE, su postura corre peligro de desencadenar una dinámica que no pueda controlar.

Con una imagen brillante, propia de Blair, tremenda seguridad en sí mismo, un dominio de su cargo como si hubiera nacido en el 10 de Downing Street, Cameron irradia firmeza, encanto y competencia. Al principio, me lo tragué. Sus opiniones políticas no coinciden con las mías, pero pensé que a Reino Unido quizá no le vendría mal tener un primer ministro competente, pragmático, conservador liberal, coaligado con los verdaderamente liberales. Sin embargo, a medida que pasan los meses y se suceden los errores -sobre la UE, Escocia, la reforma de las prestaciones, la reforma del Servicio Nacional de Salud-, una vocecita me susurra sin cesar al oído: ¿será que, después de todo, no sabe lo que hace?

A propósito de Escocia y la UE, sus posturas son contradictorias. Cuando el dirigente nacionalista escocés Alex Salmond quiere un referéndum con tres alternativas, que incluya la opción de devo max (máximo traspaso de competencias) como alternativa a la plena independencia, Cameron dice: vaya tontería. Un referéndum necesita una opción clara, binaria. Y tiene razón.

Sin embargo, el máximo traspaso de competencias es precisamente lo que pretende que obtenga Reino Unido de la UE. Insiste en que haya una elección clara de "dentro o fuera" para Escocia respecto a la Unión Británica, pero hace todo tipo de maniobras, hasta el punto de enemistarse con los socios europeos, para evitar una elección clara entre "dentro o fuera" para Reino Unido en relación con la Unión Europea.

¿Y qué le han deparado todos sus esfuerzos? El pasado diciembre, cuando "vetó" la propuesta alemana de un tratado que incluyera toda la UE en apoyo de un pacto fiscal para la eurozona, sus bases conservadoras y euroescépticas de Westminster le vitorearon sin descanso. Nuestros socios europeos, en su mayoría, se sintieron irritados y desolados. Cuando hace unos días, en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, preguntaron al ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, por qué no se había hecho algo más para garantizar la plena participación de todos los miembros y las instituciones de la UE en la tarea de salvar la eurozona, él contestó: "Me gustaría darle el número del móvil de David Cameron".

Ahora, si examinan el pacto fiscal acordado en Bruselas el lunes pasado, verán que está lleno de referencias a las instituciones de la UE: Comisión, Consejo, Tribunal de Justicia, hasta el Parlamento. Es más complicado de lo que habría sido si no hubiera esas referencias (solo el preámbulo ocupa más de tres páginas cuando lo he impreso), pero representa, en definitiva, que la mayor parte de la UE quiere impulsar un marco dirigido por Alemania para salvar la eurozona.

Otra cosa es que sea, o no, una buena forma de avanzar. Si no fuera por la necesidad de Angela Merkel de tranquilizar a la opinión pública alemana, no tendríamos un nuevo tratado. Casi todo esto se podría llevar a cabo acogiéndose a los tratados existentes y el llamado "paquete de seis" con nuevas regulaciones de la UE. Como política macroeconómica, la receta alemana no basta para sacar la economía europea de la crisis. Si los recortes presupuestarios en todo el continente intensifican la recesión, un pacto de reducción de la deuda podría acabar siendo, en la práctica, un pacto de aumento de la deuda. Alemania se enfrenta a un coro cada vez más ruidoso de críticas fundadas precisamente a propósito de este aspecto.

La pregunta es: ¿qué es lo que gana Reino Unido, que no está en el euro, quedándose al margen de este pacto fiscal; que pierde Suecia, que tampoco está, por firmarlo? La respuesta es: nada de nada. El futuro obstáculo regulador para la City de Londres será también grave. Reino Unido tendrá menos aliados cuando llegue el momento. Aunque la eurozona se maree más con su cóctel de ouzo griego y cerveza alemana, la economía británica saldrá igual de perjudicada.

Cameron pronunció un gran discurso en Davos, en el que analizó los problemas de la eurozona. Gran parte de su análisis era muy acertado. Pero la acogida que tuvo fue, en el mejor de los casos, tibia. Porque la imagen que dio fue como la de un hombre vestido de frac que observa desde el borde de una alcantarilla cómo intenta limpiarla un grupo de residentes y que exclama: "Venga, chicos, tenéis que cavar más; mirad, ahí hay un montón enorme de excrementos, os aconsejo que agarréis una pala más grande".

Tanto desde el punto de vista táctico como desde el estratégico, la política de máximo traspaso de Cameron para Reino Unido acabará por borrar la influencia británica en el continente sin conseguir que sea menos vulnerable a las consecuencias de lo que ocurra en Europa.

En el caso de Escocia, el traspaso máximo de competencias tendría una dinámica diferente. A corto plazo, podría muy bien ser beneficioso para Escocia, que podría seguir disfrutando de las ventajas de formar parte de Reino Unido y reducir aún más los costes de pertenencia. Pero los ingleses se darían cuenta enseguida. Al menos una encuesta de opinión reciente mostraba un mayor porcentaje a favor de la independencia de Escocia entre los ingleses que entre los escoceses. Cuando Checoslovaquia se dividió, lo que puso en marcha el proceso fue la insistencia de los nacionalistas eslovacos en su variante de traspaso máximo de competencias, pero los que dieron el empujón definitivo fueron los checos, bajo la enérgica dirección de Václav Klaus. Ahora podría ocurrir lo mismo, en este reino nuestro en plena desunión.

Estos dos problemas tienen una solución muy sencilla, que tiene mucho que ver con lo que nos gusta considerar un rasgo del carácter nacional -según gustos- escocés, inglés o británico. La solución es hacer una pregunta directa para obtener una respuesta clara. Preguntar directamente a la gente, no a los políticos. En una democracia representativa, no conviene hacer esto muy a menudo, pero estos dos casos representan unos momentos excepcionales y, en un sentido más amplio, constitucionales.

Antes de las próximas elecciones, previstas para 2015, debemos celebrar dos consultas. En el referéndum sobre Escocia, proyectado para 2014, el Gobierno escocés quiere preguntar a sus ciudadanos: "¿Está de acuerdo en que Escocia debería ser un país independiente?". No está mal, siempre que sea la única pregunta en la papeleta.

El referéndum británico podría preguntar: "¿Debe Reino Unido seguir siendo miembro de la Unión Europea?". En 2014 sabremos ya mejor qué significa eso, en la medida en que se hayan hecho notar los efectos generales de una unión fiscal de la eurozona (o esta haya quebrado). Existe una extraordinaria simetría entre las respuestas que recibo cuando hago esta sugerencia a los británicos más firmes partidarios de la integración europea y algunos de sus más fervientes adversarios. Tanto los "eurófilos" como algunos "eurófobos" se horrorizan, en privado, ante la idea de un referéndum que pregunte claramente si hay que estar "dentro o fuera". "¿Por qué?", pregunto. "¡Porque perderíamos!". Los eurófilos creen que los británicos votarían abandonar la UE y los eurófobos creen que votarían quedarse.

Yo, que quiero que Escocia permanezca en Reino Unido y Reino Unido permanezca en Europa, creo que debemos asumir los riesgos de la democracia. Que nos dejen escribir nuestra propia historia.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Fuente: Diario El País (España). 06/02/12.

domingo, 8 de mayo de 2011

La estrategia de Obama en Medio Oriente. Richard Holbrooke, el acrónimo "Afpak" (Afganistán y Pakistán), y el intento de separar a los grupos insurgentes de agenda nacionalista, de Al Qaeda y su agenda transnacional de terror.


¿Obama tuvo mejor suerte o mejor estrategía que Bush?

Por: Farid Kahhat (Internacionalista)

Creo que Obama tuvo una mejor estrategia y que la muerte de Bin Laden es en lo esencial producto de ella y no de un golpe de suerte. El primer cambio en la estrategia consistió en reducir la presencia estadounidense en Iraq (país sin relación alguna con Al Qaeda ni, por ende, con los atentados de setiembre del 2001), para reforzar su presencia en Afganistán (país que cobijaba a los líderes de Al Qaeda, autores intelectuales de aquellos atentados). En segundo lugar, amplió el frente de combate para incluir a Pakistán: era difícil derrotar a Al Qaeda en Afganistán mientras esa organización tuviera una retaguardia en el país vecino. Por eso apenas asumió la presidencia, Barack Obama designó a Richard Holbrooke como su representante personal en ambos países (que a partir de entonces comienzan a ser conocidos bajo el acrónimo de Afpak, producto de unir, respectivamente, las primeras sílabas de Afganistán y Pakistán). Por ello los bombardeos con aviones no tripulados dentro de territorio pakistaní, que se iniciaron con Bush, se intensificaron dramáticamente bajo el nuevo gobierno. Tal vez sea precisamente el propósito de evitar los bombardeos en la región fronteriza (que acabaron con la vida de decenas de dirigentes del talibán y Al Qaeda, pero también con la de centenares de civiles inermes), lo que llevó a líderes como Bin Laden a desplazarse tierra adentro en suelo pakistaní.

El tercer cambio en la estrategia de Obama fue el de intentar separar a los grupos que combatían bajo una agenda nacionalista o incluso local, de Al Qaeda y su agenda transnacional: quienes combatían por reivindicaciones locales podían ser cooptados a través de prebendas, y quienes combatían bajo una agenda nacionalista (esencialmente aquellos que responden al liderazgo del Mullah Omar), podían ser integrados al proceso político afgano por medio de negociaciones. Pero antes de que estuvieran dispuestos a compartir el poder, debía quedarles claro que no estaban en condiciones de monopolizarlo por la fuerza. Eso explica la decisión de incrementar las tropas en Afganistán para intentar privarlos de la iniciativa militar, mientras se establecía al mismo tiempo un cronograma para el retiro progresivo de esas tropas a partir de julio próximo.

Por último, Obama no solo definió el objetivo de las acciones en Afpak como la derrota de Al Qaeda, sino además estableció como prioridad para conseguir ese objetivo la captura o muerte de sus principales dirigentes (y, en particular, de Osama Bin Laden). Establecida esa prioridad, las agencias de inteligencia dejaron de perder tiempo y recursos en pos de quimeras (como, por ejemplo, buscar armas de destrucción masiva en Iraq), para concentrarse en determinar el paradero de esos dirigentes, con el resultado que conocemos.

Fuente: Diario El Comercio (Perú). Domingo 8 de Mayo del 2011.

lunes, 14 de febrero de 2011

Relación Egipto-Israel tras la era Mubarak. Geopolítica en Medio Oriente: recelo político-militar israelí y futuro diplomático en Medio Oriente.

Israel y Egipto

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

Desde que Israel se formó en 1948 éste se proclama como el único Estado del Medio Oriente que siempre ha tenido una democracia ininterrumpida. Uno de los argumentos que allí se han empleado contra sus vecinos es, precisamente, el de ser una isla que nunca ha conocido golpes en medio de un mar árabe lleno de tiburones dictatoriales.

Uno podría pensar que las revoluciones democratizantes que han tumbado dictadores en Túnez y Egipto, y que han obligado a un cambio del gabinete en Jordania, deberían ser saludadas con algarabía por grandes manifestaciones de apoyo en las calles de Israel.

Sin embargo, Tel-Aviv se encuentra preocupado por las consecuencias que puedan tener dichas movilizaciones. Los dos presidentes que han sido depuestos son aliados de sus aliados.

Mubarak es el hombre que, cuando era vicepresidente de Sadat, firmó la paz entre Egipto e Israel y que luego la ha mantenido durante un tercio de siglo. Además de Egipto, el otro país árabe que tiene relaciones diplomáticas con Israel es Jordania, donde el Rey se ha visto obligado a cambiar a su gobierno tras las protestas.

Egipto es el vecino más importante para Israel. En los tiempos bíblicos, de allí provinieron los hebreos, y desde este país o desde las tierras que hoy ocupan Irak o Irán llegaron invasores. Sin embargo, estos dos últimos hoy carecen de fronteras con Israel. Desde el 2003 Bagdad está ocupado por EE.UU. Irán no puede invadir Israel (hay dos países aliados de EE.UU. en medio) y su rol se limita a patrocinar los movimientos armados antisionistas del Hamas palestino y del Hizbolá libanés.

Las fronteras egipcias dan a Israel (y a Gaza, la zona más conflictiva que éste controla). Egipto es el país árabe más poblado y el más poderoso militarmente.

Egipto es el único peligro real que tiene Israel en la región. Irán, Sudán y Libia están lejos (mientras que estos dos últimos se han desarmado o buscan congraciarse con Occidente). La monarquía jordana ya se libró de su oposición palestina en 1970 (gracias a Israel) y saca provecho de sus buenas relaciones con Washington y Tel-Aviv. En el Líbano, Hizbolá puede ser hoy el principal partido de la coalición gobernante, pero este país tiene muy poca capacidad de fuego. Siria está más interesada en asegurar sus intereses en el Líbano y en reconciliarse con Occidente que en atacar a Israel.

Si bien Israel supera a Egipto en cuanto a su presupuesto militar y a tener unas 200 armas nucleares, su vecino sudoccidental le aventaja en número de soldados, tanques y aviones.

En la guerra de 1948, Egipto ocupó Gaza. En la de 1956, Israel lo derrotó con la ayuda de tropas francesas y británicas. En 1967, le ganó gracias al factor sorpresa. Sin embargo, en la de 1973, no pudo derrotarlo.

Israel ha aprendido que no puede esperar a ser atacado. Fue derrotado en la invasión al Líbano y no ha logrado doblegar a Gaza.

Israel se encuentra ante una doble amenaza. Si las protestas democráticas se siguen extendiendo, hay el riesgo de que éstas lleguen no sólo hasta los territorios palestinos, sino también a abrazar a sectores de la propia población hebrea, deseosa de llegar a una paz y dar igualdad a sus ciudadanos no judíos.

Fuente: Diario Correo (Perú). 14 de Febrero del 2011.

Recomendado:

Situación de la Junta Militar de Gobierno en Egipto. Perspectiva del Ejército y el golpe de estado en Egipto.

domingo, 13 de febrero de 2011

Abstinencia sexual o huelga de sexo en Bélgica. Presión femenina para superar crisis política.

En huelga de sexo

Por: Erik Struyf Palacios *

“A cerrar las piernas”. Esa es la consigna lanzada esta semana por la senadora Marleen Temmerman a las mujeres belgas con el fin de forzar a sus maridos, en primera instancia a los hombres políticos, a ponerse de acuerdo y finalmente dotar de un Ejecutivo al país. Con esta medida desesperada, la senadora socialista, ginecóloga de profesión, espera que las dos grandes comunidades lingüísticas que forman el país (francófonos y neerlandófonos) encuentren, después de más de ocho meses de combate político infructuoso, la forma de seguir conviviendo bajo el techo común llamado Bélgica.

“Si todas nos ponemos de acuerdo en la abstinencia sexual, estoy convencida de que podemos lograr que las negociaciones para formar gobierno avancen más rápido. Ya se sabe qué piensan los hombres de estas cosas”, declaró Temmerman a varios medios belgas.

La llamada huelga del sexo no es una idea original de la senadora. Está inspirada en una crisis africana: “En el 2009 Kenia se encontraba paralizada por negociaciones políticas para formar un gobierno. Después de un año de palabrerías, el movimiento de mujeres se puso de pie y llamó a todas las parejas de los negociadores a suspender el sexo hasta que se alcanzara un acuerdo. Una semana después el documento de compromiso estaba sobre la mesa”, contó Temmerman al diario flamenco “De Morgen”.

Sin desconocer que no existen cifras ni pruebas sobre los efectos de la llamada huelga del catre en Kenia, la senadora belga no pierde las esperanzas de que su iniciativa, u otra idea lúdica, logre lo que no han podido el descontento ciudadano, el descrédito internacional ni las amenazas de los mercados financieros.

En las calles de Bruselas se percibe menos optimismo: “Es una propuesta tonta”, nos dice una mujer de cara agria casi sin detenerse. “A estos [los políticos] lo que los mueve es el poder y el dinero, no el sexo”, remata. Un joven despistado sonríe al enterarse de la iniciativa. Después de quedarse pensativo un par de segundos dictamina: “Totalmente inútil: se irán de putas”.

CRONOLOGÍA

13 de junio 2010.
El partido nacionalista NVA, defensor de una profunda reforma del Estado federal que dote de amplia autonomía a la región de Flandes (norte), resulta ser el gran vencedor de las elecciones generales.

Junio 2010 – febrero 2011.
Se suceden hasta cinco misiones de información, mediación o conciliación encargadas por el rey a figuras prominentes de la política belga. Todos fracasan en acercar posiciones entre el norte –rico y sediento de autonomía– y el sur, temeroso de perder las transferencias financieras de Flandes.

OTROS CASOS

Ejemplo griego
En “Lisistrata”, Aristófanes cuenta que las mujeres griegas privaron a sus maridos de sexo para obligarlos a poner fin a la guerra del Peloponeso.

Barbudos
Hace unas semanas el humorista belga Benoit Poelvoorde propuso a sus conciudadanos masculinos dejarse crecer la barba hasta la formación de un gobierno. ¿Se tropezarán los belgas con sus pelajes?

Papas fritas o fútbol
En Internet comienza a prosperar la idea de declarar en breve una huelga de papas fritas, una de las comidas preferidas de los belgas. No pocos internautas, sobre todo mujeres, también han sugerido dejar sin fútbol al país como medio de presión.

[*] Corresponsal en Bruselas

Fuente: Diario El Comercio (Perú). Domingo 13 de Febrero del 2011.

jueves, 3 de febrero de 2011

Movilizaciones democráticas en el mundo árabe. Cuestionamiento a las concepciones occidentales sobre la democracia en los países musulmanes.

Caos bajo los cielos: qué magnífica situación

Por: Slavoj Zizek (Filósofo esloveno)

En las revueltas de Túnez y Egipto hay algo que no puede por menos de llamarnos poderosamente la atención, y es la patente ausencia del fundamentalismo islámico: siguiendo la más pura tradición democrática laica, la gente se ha limitado a levantarse contra un régimen opresivo y corrupto, y contra su propia pobreza, para exigir libertad y esperanza económica. El cínico postulado liberal de cuño occidental, según el cual en los países árabes las concepciones realmente democráticas únicamente están presentes en las élites más abiertas, mientras que a la gran mayoría de la población solo la puede movilizar el fundamentalismo religioso o el nacionalismo, ha quedado desmentido. Evidentemente, la gran pregunta es: ¿qué ocurrirá el día después? ¿Quién se alzará con el triunfo político?

En Túnez, cuando se constituyó un nuevo Gobierno provisional, de él quedaron excluidos los islamistas y la izquierda más radical. Los demócratas petulantes reaccionaron diciendo: "bueno, son fundamentalmente lo mismo, dos extremos totalitarios", pero ¿son las cosas tan simples? ¿Acaso a lo largo del tiempo quienes se han venido enfrentando no han sido precisamente los islamistas y la izquierda? Aunque unos y otros estén momentáneamente unidos contra el régimen, cuando se acerquen a la victoria su unidad se resquebrajará y se embarcarán en un combate a muerte, con frecuencia más cruel que el librado contra su enemigo común.

¿Acaso no asistimos precisamente a esa pugna después de las últimas elecciones iraníes? Lo que cientos de miles de partidarios de Musavi defendían era el sueño popular que alentó la revolución jomeinista, es decir, libertad y justicia. Aunque ese sueño fuera una utopía, entre los estudiantes y la gente corriente supuso una imponente explosión de creatividad política y social, de experimentos y debates organizativos. Esa auténtica apertura que desató inusitadas fuerzas de transformación social, un momento en el que "todo parecía posible", fue después poco a poco sofocado cuando las fuerzas vivas islamistas se hicieron con el control político.

Aun ante movimientos abiertamente fundamentalistas, hay que tener cuidado de no perder de vista el componente social. A los talibanes se los suele presentar como un grupo fundamentalista islámico que se impone mediante el terror; sin embargo, cuando en la primavera de 2009 ocuparon el valle paquistaní del Swat, The New York Times informó de que habían fraguado "una revolución de clase que explota las profundas fisuras existentes entre un pequeño grupo de terratenientes acaudalados y sus desposeídos arrendatarios". Si al "aprovecharse" de los sufrimientos de los campesinos lostalibanes estaban "dando la voz de alarma sobre los riesgos que pesan sobre Pakistán, que sigue siendo mayormente feudal", ¿qué es lo que impedía a los demócratas partidarios de ese país, así como de EE UU, "aprovecharse" igualmente de esos sufrimientos, tratando de ayudar a los campesinos sin tierra? ¿Acaso las fuerzas feudales paquistaníes son el "aliado natural" de la democracia liberal?

Es inevitable llegar a la conclusión de que el auge del radicalismo islámico fue siempre el reverso de la desaparición de la izquierda laica en los países musulmanes. Cuando Afganistán aparece retratado como el ejemplo más extremo de país fundamentalista musulmán, hay que preguntarse si todavía alguien se acuerda de que hace 40 años era un país con una sólida tradición laica en el que un poderoso partido comunista se hizo con el poder sin contar con la Unión Soviética. ¿Adónde fue a parar esa tradición laica?

Resulta esencial situar en ese contexto los acontecimientos que están teniendo lugar en Túnez y Egipto (y en Yemen y... ojalá hasta en Arabia Saudí). Si la situación se "estabiliza", de manera que los antiguos regímenes sobrevivan con ciertas operaciones cosméticas de carácter democrático, se generará una insuperable oleada fundamentalista. Para que sobrevivan los elementos clave del legado democrático, sus partidarios precisan de la ayuda fraterna de la izquierda radical.

Si nos ubicamos de nuevo en Egipto, veremos que la reacción más vergonzosa y peligrosamente oportunista fue la de Tony Blair, tal como la recogió la CNN: el cambio es necesario, pero debería ser un cambio estable. Hoy en día, un "cambio estable" en Egipto solo puede significar un compromiso con las fuerzas de Mubarak por medio de una ligera ampliación del círculo de poder. Por eso hablar ahora de transición pacífica es una obscenidad: al aplastar a la oposición, el propio Mubarak la hizo imposible. Una vez que lanzó al Ejército contra los manifestantes, la opción estuvo clara: o bien una transformación cosmética en la que algo cambie para que todo siga igual o bien una auténtica ruptura.

Aquí está por tanto el quid de la cuestión: no se puede decir, como en el caso de Argelia hace una década, que permitir unas elecciones auténticamente libres equivalga a entregar el poder a los fundamentalistas islámicos. Israel se quitó la máscara de la hipocresía democrática y apoyó abiertamente a Mubarak, y, al apoyar al tirano objeto de la revuelta, ¡dio nuevas alas al antisemitismo popular!

Otra de las preocupaciones de los demócratas es que no haya un poder político organizado que llene el vacío cuando Mubarak se vaya: por supuesto que no lo hay; ya se ocupó él de que así fuera, reduciendo cualquier posible oposición a la condición de ornamento marginal. De manera que el resultado será como el del título de la famosa novela de Agatha Christie, Y entonces no quedó ninguno. Según el razonamiento de Mubarak, o él o el caos; pero es un razonamiento que va en su contra.

La hipocresía de los demócratas occidentales es asombrosa: antes apoyaban públicamente la democracia, pero ahora, cuando el pueblo se alza contra los tiranos para defender, no la religión, sino una libertad y una justicia laicas, se muestran "profundamente preocupados"... ¿Por qué esa preocupación? ¿Por qué no alegrarse de que la libertad tenga una oportunidad? Hoy día, el lema de Mao Zedong resulta más pertinente que nunca: "bajo los cielos hay caos: qué magnífica situación".

Entonces, ¿adónde debería ir Mubarak? La respuesta a esta pregunta también está clara: a La Haya. Si hay alguien que merece sentarse allí, es él.

Traducción de Jesús Cuéllar Menezo.

Fuente: Diario El País (España). 03/02/2011.

sábado, 29 de enero de 2011

Rusia y el separatismo del Cáucaso Norte. Putin y Medvedev frente al problema de Chechenia.


Carnicería causada por el Cáucaso

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

El lunes 24 dos bombas humanas mataron a 35 personas e hirieron a unas 180 más en el mayor aeropuerto de Rusia (el de Domodedovo en Moscú). El atentado minó los planes del presidente ruso Medvedev de asistir esa semana a Davos para pedirles a los grandes inversionistas unos $15 mil millones para crear complejos de esquí en las montañas de 5 de las 7 repúblicas autónomas rusas del Cáucaso.

Ese es parte de un plan maestro que pretende crear un polo que atraiga 5 millones turistas cada año y que genere empleos en la región que Medvedev, en su discurso anual a la nación calificó como el principal foco de problemas de la seguridad interna.

Como una muestra del gran potencial que tiene el Cáucaso para los deportes de nieve, en febrero 2014 Sochi (en la parte ruso-hablante de dicha cadena de montañas) será la sede de las olimpiadas de invierno.

Comparando los tipos de problemas armados internos que tiene Rusia con Inglaterra �The Times� sostiene que el que padece Moscú más se parece al que Londres ha sufrido ante el IRA norirlandés. Si bien los kamikazes en Rusia son, al igual que los binladenistas, de fe musulmana, sus orígenes son diferentes.

La red de Osama es una que se extiende por todo el globo y que coordina una serie de acciones tendientes a mover terroristas de una a otra parte del planeta para castigar la incursión de las potencias occidentales en Iraq y Afganistán. En cambio, lo que hay en el Cáucaso es una respuesta interna a un grave problema interno. Esta región es la que a fines de los 1980 generó los primeros conflictos interétnicos que luego produjeron la caída de la Unión Soviética y la que, después de la creación de la federación Rusa en 1991, más ha generado resentimientos y violencia por ello.

En 1991 mientras Moscú permitió la independencia de las repúblicas del Cáucaso del Sur (Armenia, Azerbaiyán y Georgia) reprimió con gran terror a los separatistas del Cáucaso Norte.

Chechenia, la más rebelde de las repúblicas mahometanas del Cáucaso ruso, no pudo mantener su independencia que declaró de facto a inicios de los noventa. En el 2000 su capital (Grozny) devino -según la ONU- en la ciudad más destruida del mundo.

Desde que hace un siglo y medio Moscú ocupó el Cáucaso, allí ha habido mucho resentimiento. Varios de las naciones mahometanas de su zona norte llegaron a ser masivamente deportados por Stalin.

La cadena de atentados que se han venido dando en todo este milenio en Moscú y otras partes de Rusia sólo se va a acabar cuando se llegue a un acuerdo de paz en esa cadena que divide a Europa del Medio Oriente.

Putin y Medvedev se tornaron populares, prometieron establecer la paz de las bayonetas, pero la única forma en la cual el Reino Unido logró parar al separatismo del IRA fue haciéndoles ciertas concesiones para lograr cooptarlos a hacer un gobierno de acuerdo en Irlanda del Norte.

Fuente: Diario Correo (Perú). 29 de Enero del 2011.

Recomendado:

Chechenia, historia del presente.